- Neus, tienes un DM. – dijo, con voz temblorosa. Cogí el iPod de sus manos y me alejé de ellas, por si a caso.
Abrí la pestaña de “Mensajes Directos”, y los ojos se me abrieron como platos cuando vi que era de Harry. Del mismo Harry Styles. Y no solo había uno. Decían, en inglés: “Hola! Hemos recibido vuestra carta, y os hemos avisado, como pedisteis. Nos ha gustado mucho todo lo que habéis dicho. Tenemos una sorpresa para vosotras, pero nos gustaría hablar por teléfono antes con vuestros padres. Por favor, pásanos los teléfonos de las cinco. Gracias! :) x” No pude más y ahogué un grito. Todas vinieron corriendo, y en verlo reaccionaron igual. One Direction, tenía una sorpresa para nosotras. Ellos. Nuestros ídolos. Desde ese día no paramos de hacer suposiciones para saber lo que podía ser ¿Entradas para un concierto? ¿Conocerles? Al llegar a casa, después de salir por la tarde un día, un 28 de febrero por ser más exactos, me encontré un sobre encima de la cama. Yo y todas las demás, claro. En él no ponía nada, así que no dudé y lo abrí inmediatamente. Primero saqué una carta, escrita en inglés. Decía que si quería pasar medio verano en un pueblecito de mar y montaña británico. Seguí leyendo, y cuando vi que era con ellos, entré en shock y no reaccioné. No sabía que decir, que hacer. Lo primero que hice fue coger el teléfono y llamar a Cris. Estaba igual que yo, alucinada. No nos lo creíamos. Íbamos a pasar un mes con nuestros ídolos... Desde ese día nos centramos a perfeccionar nuestro inglés, unas más que las otras. Un mes antes de la fecha, fuimos de compras a Barcelona. Nos dejamos el dinero ahorrado durante un año o más, pero fue por una buena causa. Y al fin llegó el día.
Estaba esperando a que me pasara a buscar Irene para ir a comprar un último detalle. Lo acordamos justo la semana anterior. Iríamos a la tienda de accesorios que había en el pueblo, y nos compraríamos una de las famosas pulseras de la amistad cada una. Como sabíamos que ese verano nos cambiaria la vida, queríamos una prueba de nuestra amistad. La compramos y volvimos a casa, esa vez para coger las maletas. En 15 minutos nos volveríamos a encontrar en el aeropuerto. Quedaba menos de una hora para que el avión despegase, así que empezamos a despedirnos y embarcamos. En unas horas estaríamos en la capital británica y con ellos. Que bien sonaba... Nos quedamos dormidas en el avión, cosa que era de esperar sabiendo el estrés en las últimas semanas. Al llegar a Heathrow nos esperaba un coche, que supuestamente nos llevaría hasta el pueblo. También dormimos... A los diez quilómetros, el chofer nos despertó. Estábamos a punto de llegar y los nervios aumentaban. Nos cogimos de las manos. Cuando el coche paró, estábamos todas como un flan. Primero bajó María, después Aída, seguidamente Irene y por último Cristina y yo, que íbamos cogidas de la mano. Allí estaban, sentados en el borde de una fuente que había en la plaza donde estábamos, sonriendo y haciendo bromas entre ellos. No podía ser... Estaban allí. Y nosotras a cincuenta metros de ellos. Cuando nos vieron, se levantaron y avanzaron hasta donde estábamos nosotras. ¿Podía ser todo eso un sueño?
Neus.
No hay comentarios:
Publicar un comentario