martes, 10 de julio de 2012

Capitulo 1. ¿Podía ser todo eso un sueño?

Cerré la maleta. Al fin, en unas horas estaría volando hacia Inglaterra con mis cuatro mejores amigas. Esa noche no había dormido nada. Visitaría el país de mis sueños, además de con mis amigas, y con mis ídolos, One Direction. Ese nombre me había retumbado por la cabeza toda la noche, impidiéndome dormir. Si, ellos, los cinco. Hace unos meses me encerraba en mi habitación escuchando sus canciones, más de una vez llorando, porque nunca los llegaría a conocer, y ahora, estaba a unas horas de ellos, de tenerlos delante. Durante la noche me había puesto a reflexionar como reaccionaria delante suyo, pero me era imposible imaginarlo. ¿Lloraría? ¿Gritaría? O simplemente, ¿Me quedaría muda y sin hacer nada? La última opción era la más probable. ¿Qué como conseguí pasar medio verano con ellos? Fue de una manera muy exagerada y casi imposible... Ahora lo cuento. Mi grupo de amigas y yo, cinco en total, somos directioners. Y un día, a María se le ocurrió mandarles una carta. A las otras nos pareció una gran idea, así que lo hicimos. Primero la preparamos en español, pusimos todo lo que sentíamos, palabras que nos salían del corazón, y después nos encargamos de la traducción. Por último, añadimos nuestros twitters y e-mails y cuando la tuvimos toda lista, pusimos una foto nuestra dentro del sobre. Aída se encargó del envío. Lo que menos nos esperamos, es que nos contestaran. Si que pusimos que nos gustaría saber que la habían leído, puede que solo quisiéramos una simple mención. Yo fui la primera que se enteró. Un día llegué a casa del instituto, cogí mi iPod y entré a twitter. La sorpresa fue encontrarme que Harry, el de verdad, me seguía. Me puse como una histérica, salté por todo mi cuarto. No chillé por respeto a los vecinos, que se iban a pensar que estaba loca. Llamé a Cristina inmediatamente, y ella reaccionó igual que yo. Si que todas nos llevábamos bien, pero Cristina y yo estábamos más unidas. Como ya habíamos quedado todas para ir a dar una vuelta esa tarde, decidimos esperar a contárselo a las demás. A las cinco en punto, todas estábamos en nuestro punto habitual de encuentro, el parking que había detrás de la biblioteca del pueblo. Por suerte, encontré wifi y lo pude mostrar a todas. María fue la más exagerada, mientras que Aída e Irene reprimieron las ganas de chillar y se abrazaron, con una gran sonrisa en la cara. Entonces, Cristina, que me había cogido el iPod, se fijó en una cosa que yo no me había fijado antes.

- Neus, tienes un DM. – dijo, con voz temblorosa. Cogí el iPod de sus manos y me alejé de ellas, por si a caso. 

Abrí la pestaña de “Mensajes Directos”, y los ojos se me abrieron como platos cuando vi que era de Harry. Del mismo Harry Styles. Y no solo había uno. Decían, en inglés: “Hola! Hemos recibido vuestra carta, y os hemos avisado, como pedisteis. Nos ha gustado mucho todo lo que habéis dicho. Tenemos una sorpresa para vosotras, pero nos gustaría hablar por teléfono antes con vuestros padres. Por favor, pásanos los teléfonos de las cinco. Gracias! :) x” No pude más y ahogué un grito. Todas vinieron corriendo, y en verlo reaccionaron igual. One Direction, tenía una sorpresa para nosotras. Ellos. Nuestros ídolos. Desde ese día no paramos de hacer suposiciones para saber lo que podía ser ¿Entradas para un concierto? ¿Conocerles? Al llegar a casa, después de salir por la tarde un día, un 28 de febrero por ser más exactos, me encontré un sobre encima de la cama. Yo y todas las demás, claro. En él no ponía nada, así que no dudé y lo abrí inmediatamente. Primero saqué una carta, escrita en inglés. Decía que si quería pasar medio verano en un pueblecito de mar y montaña británico. Seguí leyendo, y cuando vi que era con ellos, entré en shock y no reaccioné. No sabía que decir, que hacer. Lo primero que hice fue coger el teléfono y llamar a Cris. Estaba igual que yo, alucinada. No nos lo creíamos. Íbamos a pasar un mes con nuestros ídolos... Desde ese día nos centramos a perfeccionar nuestro inglés, unas más que las otras. Un mes antes de la fecha, fuimos de compras a Barcelona. Nos dejamos el dinero ahorrado durante un año o más, pero fue por una buena causa. Y al fin llegó el día. 
Estaba esperando a que me pasara a buscar Irene para ir a comprar un último detalle. Lo acordamos justo la semana anterior. Iríamos a la tienda de accesorios que había en el pueblo, y nos compraríamos una de las famosas pulseras de la amistad cada una. Como sabíamos que ese verano nos cambiaria la vida, queríamos una prueba de nuestra amistad. La compramos y volvimos a casa, esa vez para coger las maletas. En 15 minutos nos volveríamos a encontrar en el aeropuerto. Quedaba menos de una hora para que el avión despegase, así que empezamos a despedirnos y embarcamos. En unas horas estaríamos en la capital británica y con ellos. Que bien sonaba... Nos quedamos dormidas en el avión, cosa que era de esperar sabiendo el estrés en las últimas semanas. Al llegar a Heathrow nos esperaba un coche, que supuestamente nos llevaría hasta el pueblo. También dormimos... A los diez quilómetros, el chofer nos despertó. Estábamos a punto de llegar y los nervios aumentaban. Nos cogimos de las manos. Cuando el coche paró, estábamos todas como un flan. Primero bajó María, después Aída, seguidamente Irene y por último Cristina y yo, que íbamos cogidas de la mano. Allí estaban, sentados en el borde de una fuente que había en la plaza donde estábamos, sonriendo y haciendo bromas entre ellos. No podía ser... Estaban allí. Y nosotras a cincuenta metros de ellos. Cuando nos vieron, se levantaron y avanzaron hasta donde estábamos nosotras. ¿Podía ser todo eso un sueño?

Neus.

No hay comentarios:

Publicar un comentario